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30 de diciembre del 2024
Voy a terminar con un consejo para los jovenes, una serie de consejos para los jóvenes. Cuando uno empieza a dar consejo a los jovencitos, es que ya está viejo. “Yo a tu edad, bla bla, bla…”
Bueno, primero disfruten sus crisis de género, de calendario, de geografía, de clase y de raza. Disfrútenla. Ya va a llegar la realidad, a confrontarlos y con ella va a llegar la desesperación. Así los va a llevar hasta que no encuentren salida. Y entonces van a tener la opción de replegarse sobre sí mismos, encerrarse, o elegir la salida de emergencia del suicidio. Elija la opción más difícil: oganicen su desesperación. Van a desesperarse, si es que no están ya desesperados. Busquen a otros como ustedes. Organicen esa desesperación.
Tal vez van a fracasar, pero van a tener la satisfacción de hacer una patada en los huevos del sistema. Y eso es excitante. Créanme, es afrodisiaco. No hagan caso de los señalamientos que critican sus gustos musicales si les gusta el reggaeton, el rap, el hip hop o lo que vaya a salir después, porque quienes ahora lo sermonean de que eso no es música, no sirve. “Es mejor la que vive en mi tiempo…” Olvidan que las mismas críticas, con los mismos argumentos recibieron ellos y ellas cuando querían pasar del bolero al rock o del teclado a los corridos. No es que sea malo eso. Esa gente que los critica es que están viejos del corazón y perdieron la memoria de que esa rebeldía que están enfrentando con ustedes, ellos la tuvieron y la levantaron hace años, no?
La originalidad. El sistema los presiona a que tengan identidad. Antes la identidad podía ser que estudiabas una carrera, tenías un título y dabas conferencias o participabas en coloquios y todo eso. Ahora es cuántos seguidores tienes. Entonces hay mucha presión sobre eso. Hay que hacer… ahora hay una carrera de influencers y entonces la medida de identidad es el número de seguidores que tiene.
Es bien cabrón eso, una presión muy cabrona porque te lleva a hacer cualquier cosa para que te miren. Incluso cosas realmente suicidas, estúpidas, porque ni siquiera es por una, por una causa o una desesperación. Es para que te vean. Y entonces vas y te tomas una foto, una selfie frente a un tren que viene y que no tiene frenos.
Eso quieren ser originales y dicen, “No, pues es que yo voy a ser malo,” hater le dicen, “odiador,” si no estoy equivocado. Entra a cualquier red social mal y va a saber que no eres nada original. O sea, de esos sobran por todos lados contra lo que aparezca. Si dices, “Es que voy a mal hablar de esto y de lo otro, lo voy a criticar esto, lo otro, lo otro,” No eres nada original.
Trata de ser buena gente. Ahí sí vas a sentir lo que es la soledad. Ahí vas a estar solo.
Sí me entiendes esto, bienvenida y bienvenido a la minoría. Hazte. Ponte atento a la realidad. Tal vez entiendas que es posible enfrentarla, derrotarla y transformarla. Sí, hay otros, otroas y otras que están de tu lado. Son diferentes todos, pero tienen el mismo empeño de decir “No!” donde las mayorías asienten.
Yo les recomendaría no busquen las mayorías, busquen las minorías. El mañana va a parir de ahí. Las mayorías son la coartada de los crímenes. Busca a alguien que tenga las mismas ganas de joder, de romper el espejo, que no es un espejo, sino es una deformación de la realidad.
No tengas miedo de equivocarte, como quiera lo vas a hacer. Te vas a caer en la bicicleta. Y va a doler. Y va porque va a ser en la grava. La grava es la vida, es la realidad. Y aprender a andar en bicicleta es aprender a vivir.
No tengas miedo, no hagas caso, porque mi último consejo es no hagas caso de los consejos, mucho menos de estos que ahora te estoy dando.
Gracias compañeros, compañeras, los invitamos…
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De la “La Cofa del Vigía: Señales al mañana” por Capitán Insurgente Marcos